Estoy pensando en lo subjetiva que puede ser la percepción… Cómo alguien puede pensar que secuestrar el rectorado de la UCV ayer fue por querer la «paz»… o que cerrar Globovisión por «desestabilizar» no es atentar contra la libertad de expresión… o que la marcha de mañana carece de argumentos… Los 3 sucesos son intentos de represión, son negaciones de la posibilidad de disidencia… Muy democrático todo, según los rojos.
El lingo oficial ofrece un nuevo sinónimo a las palabras protesta y disidencia, ese sinónimo es desestabilización. A veces lo extienden a promoción del magnicidio u odio. Lo interesante es que esa nueva lengua del gobierno encuentra eco en seguidores, supuestamente revolucionarios, que justifican toda represión. Esta es una revolución que, en supuesto, promueve la inclusión, la participación, la discusión abierta de ideas, la democracia. Pero en sus propias filas no se admite, porque quien cuestiona al presidente termina siendo su enemigo. Y el presidente se venga. Expropia, levanta expedientes de corrupción, persigue, amenaza públicamente y en cadena de televisión con ello. Nunca dice «la justicia venezolana te abrirá una investigación». Él dice «te voy a meter preso» porque la justicia es suya, como por ejemplo en referencia al alcalde Rosales hoy asilado en Perú. Sus acólitos como el alcalde Jorge Rodríguez, dicen «voy a acabar contigo», en el caso de Nelson Bocaranda. Y así hay citas de Lina Ron, del Comando La Piedrita, etc. Individuos como Aristóbulo Istúriz justifican el proverbial borrado de centenares de miles de votos que eligieron al alcalde metropolitano, como que aquí hay que hacer lo que Chávez dice y si él dice que hay que poner una autoridad por encima del elegido por el pueblo, quitándole además todas sus competencias, que así sea porque él es el comandante de esta revolución…
En mi percepción nada de ello es revolucionario. Ni democrático. Es la vieja, conocida y pasada de moda, autocracia.
Pero lo grave no es que gente en el poder, justifique estas actuaciones como de «defensa» de la revolución. Grave es que amigos, conocidos chavistas a quienes uno profesaba respeto y cariño, lo hagan. ¿Qué les hace percibir estos actos obvios de abuso de poder y autoridad como correctos, adecuados, o justos? ¿Justos además de cual justicia? Realmente no entiendo cómo se pueden justificar. Todo lo achacan a la república anterior y ya van diez años de esta república. Justifican estos actos y declaraciones como que antes se hacían también. Como si el abuso fuera inevitable porque es cosa de ganadores, de los detentadores de poder, de «gobierno».
Nunca creí en esta mueca de revolución. Nunca voté por ella tampoco y no tengo eso en mi conciencia. Pero me permití darle el beneficio de la duda. De que sí, a lo mejor sí haría algo por la gente con menos oportunidades. Diez años me ausenté de este país y no veo menos pobres, no veo las universidades mejor, ni los hospitales, ni la seguridad social, ni menos criminalidad, ni violencia, ni más respeto, ni justicia, ni mayores oportunidades para progresar. He visto aquí y allá paliativos, una que otra obra, resultados no mejores, realmente, que los de 2 gobiernos anteriores juntos, y ya. Aquí no hay revolución, señores. Sino una democracia que se tiñó de un sólo color por una mayoría crédula y desesperada desesperanzada. Es posible que esa mayoría ya esté perdiendo su esperanza en este gobierno. La fe por el personaje, aún la mantiene. Veremos cuánto le dura.
Me parece que el hecho de que (des)califiques a las personas que votaron por Chávez como mayoría credula y desesperadas no es muy democratico de tu parte, y ese es el gran problema dos trozos de Venezuela que no se reconocen el uno al otro.
el limite de la democracia es el fascismo… «yo creo en la democracia hasta que me encuentro a gente que no piensa como yo»… entonces lo caigo a palo.
Hola Abdulio… La califiqué de crédula porque creen en él o creían en él en el 99 y desesperada porque no tenían esperanza, aunque la palabra correcta quizás debió ser desesperanzada. En este último me disculpo. En el 99 recuerdo que no había alternativa viable en los partidos tradicionales. Si yo tuviera que describirme hoy, diría que soy incrédula porque no creo en ningún líder del país y también algo desesperada o desesperanzada porque no veo el futuro nada claro. Mucha gente en el 99 necesitaba creer que había una salida para el país y para sí misma y no tenía esperanzas hasta que apareció Chávez ofreciéndola. A mi juicio no estoy descalificando a nadie diciendo esto, ni tampoco siendo antidemocrática. Una cosa es que no esté de acuerdo con quien cree en Chávez otra muy diferente es pensar que son menos que yo o por el estilo por pensar así, que no es el caso. Realmente lo que quisiera es entender o tratar de percibir el país como sus seguidores lo hacen, a ver si me entero porqué manifestaciones concretas de represión y amenazas verbales, etc. pueden ser justificadas dentro de los parámetros democráticos en los que aún vivimos.
Una excelente pregunta que, para responderse cabalmente, debe aclararse lo siguiente: (1) Este gobierno no es de izquierda, y no existe izquierda que, si tiene cuenta de lo que son las luchas históricas de la izquierda, pueda avalar la designación de Farías, las persecuciones judiciales, la verticalidad y las amenazas a los medios, por más malos que sean éstos. La izquierda siempre ha abogado por más libertad de información, jamás por menos (o será que el mayo del ’68 y las redes alternativas las inventó la derecha).
Sobre ello ya hemos escrito aquí.
Por otro lado, hay que entender que este gobierno responde perfectamente a la definición de «autoritarismo competitivo»:
«Although elections are regularly held and are generally free of massive fraud, incumbents routinely abuse state resources, deny the opposition adequate media coverage, harass opposition candidates and their supporters, and in some cases manipulate electoral results. Journalists, opposition politicians, and other government critics may be spied on, threatened, harassed, or arrested. Members of the opposition may be jailed, exiled, or—less frequently—even assaulted or murdered. Regimes characterized by such abuses cannot be called democratic».
Échale un ojo, para que podamos empezar a centrar el diagnóstico y saber dónde estamos parados.
Saludos,
Vinz.
Estoy de acuerdo contigo, Kira.
Me da tristeza ver que el país está orientada hacia los antivalores, al desperanzado conformismo de no querer cambiar las cosas porque siempre fueron así de malas. De pensar que el chanchullo, la agresividad y la falta de modales y educación son las «vivezas» que nos harán triunfar.
Estoy triste de esa Venezuela. Pero se debe seguir adelante, sin desesperarnos (esta sin tachaduras), pero con raciocinio para analizar con detenimiento los pequeños sucesos que día a día modifican nuestra democracia de manera estructural.