Con la nueva ley sobre la actividad pesquera en relación a la pesca de arrastre, se incluye un aparte que establece que los pescadores, artesanales en pequeña y mayor escala, tendrán que dar a aquellos que no tienen, parte del producto de su trabajo gratuitamente de forma «solidaria»…
La pesca artesanal es quizás uno de los oficios más duros… ¿Por qué tienen los pescadores que dar parte del producto de su trabajo a los «necesitados» de forma obligada?… ¿No sería mejor que el gobierno en vez de obligar a fomentar la mendicidad, le diera recursos a la gente necesitada o menos favorecida, para que pesque o desarrolle cualquier otra actividad con la cual pueda ganarse la vida?
¿Por qué el pescador industrial tiene que darle también gratuitamente al estado 5% del producto de su actividad? Me suena esto a otra forma de promover la corrupción y el abuso por parte de los funcionarios encargados de fiscalizar las «donaciones»… Y quien haya redactado dicha ley es bastante cándido si piensa que ello no ocurrirá en un país signado por la cultura del facilismo, el nuevorriquismo y el «cuánto hay pa’ eso».
Siguiendo esta línea de política «solidaria»… ¿Por qué el estado no le da a todo el mundo parte de los ingresos del petróleo prorrateados a cada familia del país, en dinero contante y sonante?…
No hay derecho a que el estado obligue a alguien que con esfuerzo y trabajo produce para alimentar a su familia a regalar el producto de su trabajo, sobre todo en el caso de la pesca artesanal (labor bien dura), a quienes por diferentes circunstancias no trabajan o tienen menos recursos… Las donaciones en todo caso deben ser voluntarias y si no el estado que pague por ellas y las regale a quienes lo necesiten.
Ya veremos como empieza ahora a escasear el pescado, porque nadie va a regalar obligado el producto de su trabajo que tanto le cuesta conseguir.
La solidaridad no se puede reglamentar y obligar. En todo caso, se puede inculcar y fomentar como parte de nuestra propia humanidad.
La solidaridad ocurre en nuestros pueblos sin necesidad de que el gobierno obligue a hacerlo…
Nuestra cultura, nuestra civilización le otorga valor económico al trabajo y nuestra inserción en el mundo obedece a esa regla.
No regalamos el petróleo. Lo vendemos. Nuestro gobierno también lo cambia por bienes o servicios, pero no se regala porque es un bien que cuesta trabajo, tiempo y dinero producir…
Hay un dicho muy viejo que dice que no hay que regalar el pez sino enseñar a pescarlo… Esta ley parece que se olvidó del mismo.
Hace un tiempo había leído solamente el titular sobre la prohibición de la pesca de arrastre (lo cual solo era cuestión de tiempo desde que se le puso el ojo hace unos años) pero no había profundizado en el texto ni mucho menos había leído lo de la solidaridad «obligatoria».
Lamentablemente consecuencias como éstas son «cantadas», son obvias desde que se le permite a un ente, el Estado, dirigir cada elemento de la sociedad, ya sea el control de precios o quienes pueden pescar o no y qué hacer o no con el producto de su trabajo como bien apuntas. Lo importante es entender el origen de estas intromisiones y denunciarlas como la causa de lo que puede suceder.
Saludos.
Creo que Naky te puede responder esto mejor que yo porque es su familia la que viene de un pueblo de pescadores en el oriente del país, donde yo sólo he pasado unos pocos días.
Es absolutamente inútil normar por ley una conducta enraizada en esa gente. Salí a pescar algunos días con pescadores de La angoleta (insisto que pocos días) y el pescado se reparte entre los que trabajan… y trabaja el que quiere, porque gente para halar los mecates hace falta siempre. Y esos «que no tienen nada» sencillamente no existe, porque los pescadores han tejido redes de solidaridad suyas, automáticas, históricas, con las crían a las pocas nuevas generaciones que se dedican a la pesca artesanal.
Se dice «coja allí y llévele a su mai y a su abuela», a los carajitos que van a ayudar con la pesca. No se les dice: «apréndete el artículo 12, numeral 5º, hijoerdiablo, que dice que te pueden multar por no darle a quien no posee nada, como un funcionario público hambriento o un guardia nacional hampón que incauta cerveza para revenderla».
A veces la buena intención que barniza este desastre de leyes es tan inocente que espanta.
pd: no sé cómo se dice correctamente, pero es algo así como «no reconocer las formas organizativas y prácticas sociales propias de cada región y sus culturas». Algo así pusimos en el documento que elaboramos con 7 etnias indígenas, donde nos oponíamos a que las obligaran a dividir las familias para conformar «consejos comunales» que echaban por tierra la organización de las tribus.
Una completa locura, mi abuelo era pescador en Margarita, eso lo marco en sus manos y en su piel curtida, quien crea que pescar en peñero es una vacacion tambien creera que puede volar agitando los brazos.
Los pescadores por si mismos tienen su propia solidaridad, vean que cuando un pescador cae enfermo todos los demas hacen colecta para pagar el hospital y las medicinas, sin que el gobierno colabore con nada, ademas el pescado tienen que llevarlo al mercado de inmediato y la ganancia no es mucha.
Observen que dice el 5%, pero no dicen si es el 5% de los pescados (cada pescado tiene distinto precio), o el 5% del valor total de la pesca. Pero eso no importa, porque ese sera solo el comienzo, mas tarde el gobierno aumentara al 10%, despues sera el 15% y asi sucesivamente los pescadores acabaran trabajando para el gobierno entregandoles el 100% de lo que pesquen, y el que no lo hace se le metera preso.
Un buen amigo mio, cubano, actualmente en España me contaba hace años que los pescadores cubanos cuando van a pescar las autoridades se aseguran que no lleven agua, combustible o instrumentos para fugarse de la isla, toda la pesca artesanal esta vigilada y cuando los pescadores regresan al puerto deben entregar casi todo el pescado que recogen, permitiendoseles conservar un pescado para cada miembro de su familia. Esto permite al gobierno cubano contar con pescado fresco y a los pescadores comer pescado en la cena.
Quisiera ver si los pescadores aceptaran esta barbaridad.